jueves, 9 de abril de 2009

¿ Hay alguien más?

Tras mi larga ausencia, retorno con sed de significado. Es por eso que no hay mejor día que un Jueves Santo para mostraros un gran poema de Pedro Salinas.

Qué alegría vivir...

Qué alegría vivir
sintiéndote vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad transmisible es que camino
sin mis pasos, con otros
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, habo.
Que hay otro ser, por el que miro el mundo,
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y sé que también me quiere con su voz.
La vida - ¡qué transporte ya! -, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era solo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser de la no muerte.
Pedro Salinas
Nadie es capaz de leer este poema y no preguntarse nada. Yo en su día lo hice y me di cuenta de que yo no controlo mi vida, alguien que me quiere y que es más grande que yo la controla. Mi vida cambió en el momento en que me di cuenta de eso.
La realidad es la que me pone frente a esta sed de significado y esto es la propia relación con el misterio.
Rocío Portales