domingo, 11 de enero de 2009

Una simple mirada es signo de algo más grande

Borré de mi interior cualquier rastro de humanidad, me convertí en una fiera, perseguí con ansia el poder y recorrí de su mano un camino de muerte y sufrimiento.

Poder, riqueza, fama. Conseguí todo lo que había deseado y sin embargo me sentía muerto. Sí, estaba muerto. Para darme cuenta bastó sólo una mirada, una mirada que giró mi vida 180 grados. Me miró de una forma diferente, vio que dentro de la fiera todavía existía un poquito de humanidad.
Sabéis amigos, el mal no está hecho para el hombre, pero eso no quiere decir que el mal sea nuestra perdición, estoy convencida. Tras el mal siempre hay un bien mayor porque somos deseo de bien infinito. Y sólo basta una mirada, una mirada diferente para darnos cuenta de que también nosotros queremos mirar así.
¿ Pero quién es capaz de mirar al hombre de una manera tan profunda para cambiarle la vida?
Podemos tenerlo todo y sentirnos muertos, porque nos falta esa mirada. Y eso, amigos, recibir esta mirada, es un verdadero regalo, un milagro.