martes, 2 de diciembre de 2008

En busca de...

En primer lugar quiero dedicarle unas palabras a mi primo. Primito, gracias por apoyarme y por todo lo que me dices, gracias de verdad.
Supongo que leerás esto desayunando ( como me has dicho) y espero que te ayude a ir a trabajar pensando en lo maravilloso que es el hombre. Aquí te dejo un texto de don Miguel de Unamuno, fragmento de un ensayo filosófico, La viuda de Demetrio. Disfrútalo...

Conocí una cierta viuda, afligida de serlo, pero admirablemente vividora, y hasta filósofa, con la más honda filosofía de la viudez.
Faltábale el consuelo de los hijos, pues su marido no se los había dejado, de manera que en ellos se reprodujese. Pero, aunque sin hijos, no por eso dejó de encontrar un muy elevado y muy sutil consuelo a la aflicción de su temprana viudez. Y digo temprana, porque había enviudado a los veintisiete años, aunque yo no la conocí sino cuando pasaba ya de los sesenta y siete; esto es, cuarenta años después.
—Cuando ocurrió aquella inesperada desgracia —me decía—; cuando me vi de repente sin marido, de una manera trágica y a los dos años escasos de matrimonio, que fueron una continua luna de miel, creí morirme. Es más, aun deseé morirme, pedí a Dios la muerte, con toda la fuerza de mi alma, para ir a reunirme cuanto antes con mi adorado Demetrio, y si me dejo llevar del demonio, enemigo de la vida, me suicido.
—¿Y no se suicidó usted? —la pregunté.
—No, ya lo ve usted.
—Tiene usted razón; ya caigo —respondí.
—No me suicidé, y hasta encontré bien pronto un soberano consuelo a mi aflicción y un motivo de vivir.
—¡Ah, un motivo de vivir! —exclamé—. ¿Y para qué vive usted?

Miguel de Unamuno

Pues bien, el cuento es más extenso pero en este fragmento está la clave de nuestro sentido ¿ Seremos capaces de encontrar sentido a la muerte? Todo hombre se pregunta esto y a pesar de que se crea que hay miles de respuestas, sólo hay una y además es compartida por todos los hombres.

No hay mejor manera que empezar el día con esta reflexión...